Una de las bebidas más típicas de las fiestas en España es el cava, sobre todo cuando pensamos en las celebraciones de final de año. Un “pum”, intentando que todo el mundo salga ileso con el descorche de la botella, un grupo de copas que, mientras se sirven, se van desbordando por el efecto de la efervescencia, y todo listo para poder brindar.
Pero, dejando de lado la “performance” de la celebración, con tal vez un par de tragos o un mojado de labios pertinente, muchas personas casi ni vuelven a hacer caso a este espumoso. Todo un error teniendo en cuenta no solo la gran variedad de grandes cavas que podemos encontrar, sino la versatilidad en la mesa de estos vinos espumosos de calidad elaborados dentro de la Denominación de Origen Cava.
Además, esta denominación cuenta con una categoría que apuesta por aquellos cavas con crianzas en botella más largas. Un tiempo que le aporta complejidad y personalidad y con la que la D.O. Cava quiere destacar sus cavas más premium. Se trata de los cavas de Guarda Superior, aquellos de mayor calidad que permanecen largos períodos de crianza en botella.
Los cavas, en su proceso de elaboración, realizan la conocida como segunda fermentación en botella. Justo en ese momento, para poder ser cava, permanece durante un mínimo de 9 meses en contacto con sus lías (las levaduras del vino que una vez terminada la fermentación mueren, se precipitan y serán las que aporten volumen y aromas al cava). En este período en las rimas, las estructuras donde se alinean las botellas para esta parte del proceso, las botellas se irán moviendo periódicamente durante todo el proceso, para que todo el vino entre en contacto con esas lías.
Solo los mejores cavas pueden permanecer más tiempo de crianza en botella y mejorar sus características organolépticas con el paso de los meses, e incluso años. Por tanto, en la categoría de Guarda Superior se engloban los cavas elaborados a partir de uvas provenientes de viñedos específicos y que además son de cultivo ecológico (algunos de ellos aún en transición, pero será algo generalizado a partir de la añada 2025), y cuya crianza mínima en botella ha sido de 18 meses. Si cumplen este período se denominarán cavas Reserva y si permanecen hasta un mínimo de 30 meses en rima, pasarán a ser cavas de guarda superior Gran Reserva.
Por último, nos encontraríamos con los Cavas de Paraje Calificado donde estos vinos espumosos no solo se elaboran, como su propio nombre indica, a partir de uvas de un lugar concreto con características especiales y diferenciadoras, entre otros requisitos para garantizar la máxima calidad, sino que su crianza mínima en botella será de 36 meses.
Estos cavas ofrecen una complejidad aromática mayor, frescura en boca y un paso muy elegante. Burbujas para disfrutar de más de una copa o para celebrar toda una comida, armonizando con cada plato, sin necesidad de esperar a las celebraciones finales para descorcharlos.
A continuación, te ofrecemos una selección de cinco cavas de guarda superior con los que disfrutar de las cenas y comidas de estas fiestas, pudiendo abrir incluso una segunda botella para el momento esperado de la celebración y el brindis.
Alta Alella Laietà Gran Reserva 2019
La bodega Alta Alella se sitúa muy cerca de la ciudad de Barcelona y a escaso kilómetro y medio del mar Mediterráneo, lo que deja una impronta del mar en sus cavas.
En el caso de Laietà está elaborado con uvas xarel·lo, chardonnay y pinot noir, provenientes de viñedos con suelos de sauló (un característico granito en descomposición) y cuenta con 49 meses de crianza. Es un cava muy refinado, mineral, de paso fresco y muy agradable, con aromas florales y a frutas blancas y tostados.
Los detalles también se cuidan al máximo en su embotellado, con una particular y elegante botella que no dejará indiferente a invitados ni anfitriones. Además, cuenta también con una versión en tamaño magnum (1,5 litros), para las grandes celebraciones y que además permite una mejor evolución del vino con el paso del tiempo.
Un cava ideal para esas cenas con un punto más informal donde lo importante es la conversación y las personas que se reúnen en torno a la mesa.
PVP: 23€ aprox. (Magnum: 53,50€)
Pago de Tharsys Cerámica Brut Nature Gran Reserva 2018
En este caso, Pago de Tharsys se sitúa en Requena (Valencia), a unos 800 metros de altitud. Esta bodega valenciana cuyos orígenes se remontan a principios del siglo XIX, se encuentra rodeada por 14 hectáreas de viñedo ecológico, plantado sobre suelos donde predomina la caliza, lo que le aporta frescura y elegancia a sus cavas.
Este cava se elabora con uvas de chardonnay y cuenta con una crianza de 50 meses en rima. Destacan sus aromas florales y a fruta blanca, con notas cítricas y a mantequilla. Un cava con un equilibrio en boca entre la acidez y una burbuja cremosa en boca.
Una elección ideal si el menú lo protagonizan productos del mar.
Uno de sus detalles más característicos y por el que muchas veces se le identifica es que en cada botella cuelga una pieza de cerámica, en la que se representa a medusa.
PVP: 25€ aprox. (también cuenta con versión magnum: 61,42 €)
Gran Juvé & Camps 2018
Este es uno de los cavas más emblemáticos de Juvé & Camps y este año cumple su vendimia número 52. Este gran reserva brut es un ensamblaje de la tríada de uvas tradicional, macabeo, xarel·lo y parellada, a la que se le suma la chardonnay, fruto de las mejores las mejores parcelas de la zona de Espiells.
Tiene una larguísima crianza en botella de 60 meses, es decir, 5 años, lo que le aporta mayor complejidad. El resultado es un cava muy gastronómico, donde destacan las notas a fruta madura y almendra tostada; una excelente acidez equilibra su corpulencia, con un largo posgusto.
Ideal si en la mesa se sirven guisos, platos de cuchara, incluso carnes y pescados a la brasa.
PVP: 41, 50€
Kripta Gran Reserva 2016
Si alguna vez has visto esta botella, puede que te acuerdes, por su característica forma de ánfora romana. Se trata de uno de los cavas más icónicos de las bodegas Agustí Torelló Mata que recientemente cambió su nombre por Celler Kripta, en referencia a este cava homónimo.
Están situados en Sant Sadurní d’Anoia, el corazón de la D.O. Cava, y la composición de este cava es la tradicional en la zona, con las variedades de uvas macabeo, xarel·lo y parellada, procedente de viñas plantadas entre los años 60 y 70. Los viñedos son ecológicos, se vendimian a mano y después se crían en botella durante 8 años, lo que supera, y mucho, ese tiempo mínimo de 30 meses establecido por la denominación de origen. Además, tiene certificación vegana.
Un cava brut nature con notas de bollería y fruta madura, con gran persistencia en boca. Para acompañar las comidas y cenas navideñas y disfrutar durante toda la velada.
PVP: 70€ aprox.
Cava de Paraje calificado Can Sala.
En este caso estamos ante un Cava de Paraje Calificado, es decir, un cava en lo más alto de la pirámide cualitativa de la clasificación de la Denominación de Origen Cava. Se trata de un homenaje a las primeras elaboraciones de Freixenet que los predecesores de José Ferrer elaboraron hace más de 100 años desde Casa Sala, en Sant Quintí de Mediona (Penedés). Está elaborado a partir de las variedades de uvas de parellada y xarel·lo y se emplea la misma prensa francesa que antaño, indicada para elaborar cavas de gran calidad.
Se trata de brut nature y solo se elabora en las grandes añadas. Cuenta con una crianza de 120 meses, es decir, una década para poder disfrutar de este gran cava. El resultado en esta añada 2013 es un espumoso con aromas frutales, pero con gran protagonismo de las notas a pastelería, pan tostado y un toque a frutos secos. En boca presenta una gran acidez y es amplio y expresivo.
Perfecto para disfrutar en copa, compartir una mesa o alagar la conversación, bebiéndose parte de la historia del cava.
PVP: 70€ aprox.