La DOCa Rioja es una denominación de origen diversa. Cuenta con cientos de parcelas singulares, en ocasiones con grandes historias que contar, que ahora pueden degustarse, a través de sus vinos, identificados con la calificación de Viñedo Singular.
Cuando pensamos en la de Denominación de Origen Calificada Rioja, puede que la primera clasificación que se nos venga a la cabeza sea la que hace referencia al envejecimiento con el que cuenta el vino: Crianza, con un tiempo mínimo de un año en barrica de roble de 225 litros; Reserva, cuyo envejecimiento, entre botella y barrica debe sumar 3 años como mínimo; y Gran Reserva, que hace referencia a los grandes vinos con vocación de guarda, que salen de la bodega con, al menos, 5 años de crianza, entre su paso por barrica y botella. También existe la posibilidad de que, a pesar de haber tenido crianza en madera, no lleve ninguno de estos indicativos, porque no se rige por los tiempos y/o tamaños de barrica especificados por el Consejo Regulador, porque la añada en concreto o el estilo de la bodega necesite otro tipo de crianza, pudiendo haber pasado, por ejemplo, 10 meses en barricas de 300 litros, 16 meses en tinas de roble, 9 meses en barrica, etc. En este caso, se etiquetará como “Genérico”.
El Viñedo Sigular es una forma de destacar la singularidad y el valor que aportan los diferentes terroirs de Rioja.
Pero desde hace unos años, se ha sumado otra clasificación que nos da mucha información sobre el origen del vino y de cómo se ha trabajado el viñedo del que procede. Se trata de la clasificación de Viñedo Singular. En este caso, no solo indica que el vino que vamos a descorchar pertenece a un viñedo concreto, sino que es un vino de una calidad superior, gracias a las especificaciones que deben cumplirse en el viñedo. Una forma de destacar la singularidad y el valor que aportan los diferentes terroirs de Rioja.
Para que en un vino pueda lucir “Viñedo Singular” en su etiqueta, el viñedo del que procede debe contar con unas características únicas, por su localización y suelos; sus viñas deben tener más de 35 años, considerándose así viñedo viejo, aunque muchos de ellos llegan incluso a la centuria; sus rendimientos están limitados para garantizar la obtención de un vino de alta calidad; y la vendimia se realiza a mano. Además, el vino debe elaborarse con uvas procedentes en exclusiva de dicho viñedo y pasar una doble cata para evaluar su calidad. En definitiva, una serie de factores pensados para asegurar un vino con una calidad sobresaliente.
La DOCa Rioja cuenta con 162 viñedos singulares, que se traducen en 265 hectáreas, pertenecientes a 97 bodegas.
Desde que se aceptaran los primeros Viñedos Singulares en 2019, se han ido incorporando nuevos viñedos. Con los últimos 14 viñedos que se han sumado este verano, son un total de 162 Viñedos Singulares. Esto supone 265 hectáreas, de las 66.797 hectáreas totales de viñedo con las que cuenta la DOCa Rioja. Así, 97 bodegas (tan solo un 17% de las bodegas de la denominación, cuentan con uno o más Viñedos Singulares.
Al tratarse de viñedos muy específicos y en ocasiones con muchas vendimias a sus espaldas, al disfrutar de un vino certificado como Viñedo Singular, no solo se puede degustar un vino de gran calidad, en el que se refleja la importancia del terruño, sino que se pueden beber pequeñas grandes anécdotas, homenajes e incluso pedacitos de historia.
A continuación, se recopilan 8 vinos de la DOCa Rioja calificados con la distinción de Viñedo Singular con los que adentrarse en la diversidad, historia y singularidad de esta denominación:
Bodegas Tierra – El Belisario
Este vino quiere ser una conexión entre las primeras generaciones de viticultores y las generaciones actuales, que, gracias al trabajo de quienes les precedieron, pueden seguir, ahora, obteniendo un fruto de gran calidad de este viñedo singular plantado en 1910.
El Belisario (45 €), elaborado por Bodegas Tierra, es un tempranillo, con una crianza en barrica nueva de roble francés nueva durante 24 meses. Un vino complejo, profundo y amplio.
Bodegas Javier San Pedro – La Taconera
Este vino de producción muy limitada, procede de la viña La Taconera, y fue la primera que adquirió Javier San Pedro, quinta generación de bodegueros y que desarrolla su proyecto personal en Bodegas Javier San Pedro. Plantado en 1920, este viñedo de apenas media hectárea tuvo que ser recuperada, tras una falta de cuidados durante años.
La Taconera (70€) es un tempranillo con 10 meses de barrica. Un vino con gran frescura y de paso elegante.
Juan Valdelana – Finca la Medika
El nombre de este vino es un homenaje a una médica que, gracias a su profesionalidad y dedicación, fue recordada por los enfermos de tuberculosis a los que atendió, así como por sus familiares. Así, Bodegas Valdelana con 14 generaciones de viticultores a sus espaldas, recuerda parte de su historia con Finca La Medika (120€) un vino de garnacha de una viña plantada en 1920.
Un vino, con una crianza de un año en granes toneles abiertos, donde está muy marcado el carácter frutal de la variedad, con una gran acidez y frescura.
Villota – Viña Gena
El viñedo del que procede este vino es el paraje más antiguo de la finca que gestiona Villota: una viña de tempranillo plantado en 1930, situada entre el Ebro y un bosque de encinas. Su nombre hace honor a Doña Genara Villota, abuela de Carmen Pérez (actual CEO de la bodega).
Viña Gena (35€) es un vino de tempranillo con una crianza de18 mesas en barricas de 500 litros. Es elegante y persistente, con notas florales y matices balsámicos.
MacRobert & Canals – Barranco del San Ginés
Este vino está elaborado por MacRobert & Canals y su origen es una viña de una hectárea plantada en 1935, compuesta mayoritariamente con tempranillo (80%) que se complementa con garnacha, graciano, mazuelo y viura. Se sitúa en una empinada ladera, en el del arroyo San Ginés, que le da nombre al vino.
Barranco del San Ginés (75€) es una producción limitadísima, de unas 300 botella, con una elaboración donde se pretende reflejar al máximo el origen, obteniendo una complejidad aromática donde predomina la fruta negra.
Bodegas Izadi – El Regalo
Bodegas Izadi elabora este tempranillo a partir de un viñedo de algo menos de 4 hectáreas plantado en 1936, pero que, debido al inicio de la Guerra Civil española, no pudo ser registrado hasta 1940. La historia que hay tras esta viña le da nombre, pues se convirtió en el regalo de un esposo a su futura mujer. Hoy también es ese “regalo” que las generaciones anteriores han conservado hasta nuestros días, ofreciendo una viña excepcional.
El Regalo (48€) es un tempranillo con 14 meses en barrica nueva, con notas tostadas y recuerdos a fruta madura.
Bodegas Marqués de Vargas – Selección Privada
Este vino de Marqués de Vargas se elabora a partir de tres fincas que fueron calificadas como Viñedo Singular: ‘La Victoria’, ‘La Garnacha’ y ‘Manolo’, que abarcan el paraje de Pradolagar, con una edad media de unos 45 años. En su origen, se utilizaban para la elaboración, solo en años excepcionales, del Selección Privada, destinado al consumo personal de la familia.
Marqués de Varlas Selección Privada (67€) tiene como protagonista la temprenillo, que se complementa con el mazuelo y la garnacha. Con una crianza de 18 meses en barricas de roble francés, destaca su potencia aromática, paso amable, notas de fruta roja y toques especiados.