La albariño es la uva por excelencia en las Rías Baixas, pero Pazo Pondal cuenta, además, con otras elaboraciones como su blanco de godello o su rosado.
Bodegas Pondal está situada en el municipio pontevedrés de Arbo, en la Denominación de Origen Rías Baixas, más concretamente en la subzona del Condado de Tea. Fundada en 1998 esta bodega familiar se caracteriza por la elaboración de albariños longevos y elegantes.
Aunque a los vinos blancos siempre se les encasilla dentro de los vinos que se deben consumir dentro del año, cada vez más consumidores aprecian la redondez y complejidad que pueden alcanzar ciertas elaboraciones con el paso de los años. En el caso de los vinos elaborados con la variedad albariño, autóctona de Galicia y la predominante en Rías Baixas, esa longevidad se puede lograr, por un lado, a la gran acidez que tienen y, por otro, al trabajo en bodega. En Pazo Pondal cuidan mucho el proceso de elaboración para lograr vinos que perduren en el tiempo y sean elegantes. “Nuestras crianzas están muy trabajadas, donde integramos el roble francés con la crianza en lías finas”., explica Olivia Hernández, General Manager de la bodega.
Pazo Pondal Albariño, elaborado a partir de cepas viejas, este tipo de crianza, además de la calidad de las uvas, permiten a este vino disfrutarlo incluso una década después de ser embotellado, afirma la General Manager de la bodega. Además, intensidad aromática y mineralidad podría disfrutarse con los pescados y mariscos de la cena de Nochebuena, o incluso con el cordero de Navidad.
Pero no todo es albariño en esta bodega. También cuentan con su referencia elaborada con la variedad godello, una uva que “ha sido una revolución los últimos años”, explica Olivia. Un vino que “suele gustar a los amantes de vinos blancos, que buscan elegancia, acidez equilibrada y vinos redondos”. Así, el marcado carácter frutal de Pazo Pondal Godello es ideal para disfrutar por copas en un ambiente distendido o bien sentarse a la mesa.
Más allá de los vinos blancos: Olivia Rosé
Los vinos blancos son los grandes protagonistas de esta zona vitivinícola, pero el rosado también tiene un hueco dentro de esta bodega, con Olivia Rosé. Un vino de albariño, treixadura y sousón que no ha dejado de sorprender porque, a pesar de su color rosa pálido, de estilo provenzal, “los aromas intensos de fruta, desde el primer momento, te hacen saber que es un vino con complejidad, boca amplia, persistente y mucha mineralidad” explica Hernández.
Un vino muy versátil “al que le pega cualquier maridaje, por arriesgado que parezca: bien puede acompañarse de platos grasos como el foie gras, con carnes blancas, mariscos o cocinas asiáticas donde la intensidad aromática de las especias está muy presente.