España es famosa, entre otras cosas, por su rica gastronomía y también por sus vinos. En los últimos años, además, no solo por los vinos más asequibles, sino por aquellos que definen la máxima calidad y estatus.
Junto a Francia e Italia, España es uno de los mayores productores de vino del mundo. Esta tríada también se reparte el podio a la hora de hablar de exportación: Italia y España ganan cando se habla de volumen, pero Francia se desmarca al hablar del valor de esas exportaciones. En este punto, si bien España ha realizado una gran labor en los últimos años para incrementar no solo la calidad, sino el valor, el precio de sus vinos, aún quedan pasos que resolver en la ecuación para que los vinos españoles de prestigio se posicionen en el mercado internacional.
Según explicaba Pedro Ballesteros, primer Master of Wine español, en la última edición de Madrid Fusión The Wine Edition, España lo tiene todo para ser líder en el ámbito de vinos de lujo, pero debe terminar de completar la siguiente regla, para lograrlo: 50+50+50. Es decir, contar con 50 marcas de vino para crear marca país, con un precio superior a 50€, porque el vino de lujo no sigue las normas habituales de la oferta y la demanda (cuando sube el precio, sube la demanda) y que produzcan al menos 50.000 botellas, para llegar a más sitios.
Porque para posicionarse no solo se necesita vino de calidad, sino volumen, presencia en el panorama internacional. “El prestigio de un país es similar al amor, se gana con presencia. Por eso es necesario estar presentes en el mercado global”, explica Ballesteros y pone un ejemplo claro de posicionamiento de un vino de prestigio a nivel internacional: “Dom Pérignon produce más de 6 millones de botellas, las vende a más de 140 € la unidad y la encuentras en cualquier parte del mundo. Es un mito y te lo crees porque puedes bebértelo”. E insiste en que, a pesar de lo que se ha romantizado en ocasiones el vino, con las producciones limitadas, “no hay una norma que diga que por hacer más vino, lo haces peor”.
En España, de momento, son pocos los vinos que están dentro de esa lista. Uno de los más conocidos y que más experiencia tiene en este sentido es Vega Sicilia (DO Ribera del Duero). También se ha sumado a la lista La Rioja Alta S.A. con su vino Gran Reserva 890, un vino que si bien solo se produce en añadas excelentes (unas 3 por década), decidieron aumentar la producción, sin renunciar por ello a la calidad. Bodegas RODA, su bodega vecina del Barrio de la estación de Haro, en La Rioja, entra dentro de esta reducida lista con su vino RODA I Reserva, aunque no estuvo presente en la intervención desarrollada por el Máster of Wine español. Y por último, también en la DOCa Rioja y dentro de la categoría de reserva, Remírez de Ganuza. Vinos, en definitiva, que apuesta por calidad y cantidad, demostrando que ambos parámetros son compatibles.
Los vinos españoles en La Place de Bourdeaux
Y si bien en España no puede rellenar esa lista del 50+50+50, sí que puede presumir de contar con grandes vinos, de prestigio internacional, aunque con producciones más reducidas.
Cada vez hay un mayor reconocimiento de la gran calidad de los vinos españoles. Buena muestra de ello es la entrada de los vinos españoles en un espacio emblemático para el vino como La Place de Bordeaux: un sistema único de comercialización y distribución de vino a través del que se vende un 75% de todo el vino de Burdeos. Las bodegas venden sus vinos a los ‘courtiers’, los intermediarios que a su vez los venden a los 300 ‘négociants’, que cuentan con una vasta red de clientes y distribuidores por todo el mundo. Las compras se hacen en premieur, es decir, cuando el vino aún se está criando, y no está terminado. Una especie de “bolsa bursátil del vino”, donde todas las operaciones se realizan en cuestión de horas, aunque son las bodegas las que marcan un precio de partida para sus vinos.
Desde sus inicios, allá por el siglo XII, solo vendía vinos de Burdeos pero, a partir de 1998, La Place se abrió para vender también vinos internacionales y ahora cuenta con un centenar de ellos, entre los que la representación española si bien no es muy extensa, se ha incrementado. Los dos primeros españoles que consiguieron entrar en este “market place”, en el año 2020, fueron Nuestra Señora de Remelluri, con su vino Yjar (DOCa Rioja), y Bodegas Vivaltus (perteneciente a Grupo Yllera) con Vivaltus (DO Ribera del Duero).
Más adelante, en 2022 se sumaron tres vinos más desde la DOCa Rioja. Marqués de Riscal con Tapias, que según cuenta Paco Hurtado de Amézaga, director técnico de la bodega riojana, el primer año se vendieron las más de 6.000 botellas de ese vino en cinco horas. Así como CVNE con Real de Asúa Carromaza y Bodegas Contador con su vino Alma.
Las últimas incorporaciones han sido en 2023. Por un lado, el segundo vino de Telmo Rodríguez tras Yjar, pero esta vez desde Ribera del Duero con Cía. de Vinos y su vino Matallana. Por otro, dos bodegas que aportan un tono de diversidad al grupo: una representación del redescubrimiento actual que varios elaboradores están haciendo en Jerez, con un vino de pasto, De la Riva Macharnudo San Cayetano; y un vino de mencía de Ribeira Sacra, con un marcado corte internacional, Dolio, de Adega Algueira.
Este éxito es una posibilidad de mostrar el talento del vino español al mundo. Y tal y como señala el elaborador Telmo Rodríguez, “hemos abierto una puerta” y hay que aprovechar la gran herramienta que supone La Place como foco para dar luz a grandes vinos e interesantes en el contexto internacional.
